El crecimiento de las áreas urbanas y el aumento de población ha agotado los recursos hídricos en muchas ciudades y regiones. Por tanto, las aguas pluviales representan un recurso que debemos aprovechar para suplir nuestras necesidades.
Antiguamente, las casas se construían con cornisas para captar aguas de lluvia, que luego se almacenaban en aljibes. Sin embargo, esa costumbre se fue quedando atrás después del desarrollo de las grandes plantas de potabilización y bombeo de agua.
Actualmente, muchas ciudades sufren problemas de escasez de agua, ya que no hay suficiente agua para una población que cada día es mayor. Por otra parte, las grandes inversiones en ampliación y mantenimiento de las plantas potabilizadoras han incrementado el precio de este servicio. En consecuencia, debemos aprovechar la precipitación natural para almacenar el agua que necesitamos en nuestros hogares, y disminuir la dependencia de la red de suministro.
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En las ciudades el agua se clasifica por su origen y en la forma en la que se dispone de la misma. Básicamente, las aguas fluviales son las que se extraen de los ríos o lagos para potabilizarlas, y luego bombearlas a las ciudades. Por otra lado, las aguas residuales son aquellas aguas fluviales, potabilizadas o no, que se colectan para desecharse, después de que las mismas son utilizadas.
Cuando no se aprovechan las aguas pluviales de la ciudad, estas terminan uniéndose a las aguas residuales, en la red de colectores de la ciudad.
Antes de nada debemos conocer el régimen pluviométrico de la zona donde habitamos. Esto nos permite saber la cantidad promedio de agua que cae en dicha zona en un intervalo de un año. En consecuencia, tendremos una cantidad estimada de las aguas pluviales que pueden caer en nuestros tejados.
Posteriormente, tendremos que enfocarnos en la canalización de aguas pluviales que necesitaremos, para guiar el agua hasta un tanque de almacenamiento. Además, tenemos que conocer el consumo promedio de agua de nuestros hogares, para estimar la capacidad que deberá tener cada tanque de almacenamiento. Esto último es de mucha importancia, ya que el aprovechamiento de la precipitación natural deberá ser realmente significativo.
Las estaciones meteorológicas son las que llevan las estadísticas del régimen pluviométrico de muchas zonas rurales y urbanas. Estas estadísticas se extienden no solo en un año, sino en 10, 20, 40 y más años. De esta forma, ofrecen una información muy completa del régimen pluviométrico.
¿Cómo se mide un régimen pluviométrico? Es probable que muchas personas que no estén familiarizadas con el tema se hagan esta pregunta. Por tanto, aquí trataremos de explicarlo con la mayor claridad. En primer lugar, el pluviómetro es el instrumento que se emplea para medir la cantidad de aguas pluviales que caen en un determinado sitio. Este instrumento se construye con medidas estandarizadas para medir en milímetros la cantidad de agua que cae en el punto determinado donde se coloca. Estas medidas se toman en intervalos de tiempo de un día, semanas, meses y años.
Un milímetro de agua, en la escala graduada de un pluviómetro, significa que en un área de un metro cuadrado de terreno cayó un litro de agua. De esta forma, sabremos la cantidad de agua de lluvia que podríamos captar en el área de nuestros tejados en una semana, un mes, etc. Además, también podremos calcular las dimensiones y el tipo de canalización de aguas pluviales que vamos a necesitar en nuestros hogares. Finalmente, también podremos estimar la capacidad del tanque de almacenamiento de agua.
Las aguas pluviales no son un compuesto químicamente puro, sino que tienen pequeñas cantidades de cloruro de sodio. Además, también contienen dióxido de carbono atmosférico, el cual reacciona con el agua y produce ácido carbónico. Por esta razón, el pH de estas aguas oscila entre 5 y 6. Por otra parte, dependiendo de la contaminación ambiental, el agua de la lluvia puede contener óxidos de nitrógeno y óxidos de azufre.
El agua de la lluvia es blanda y contiene muy poca cantidad de cal disuelta. Por otra parte, los distintos análisis microbiológicos han determinado que tiene muy bajas concentraciones de bacterias mesófilas, coliformes, pseudomonas, salmonella, legionella, etc.
Para aprovechar las aguas pluviales necesitaremos un tejado o techo de material no contaminante. En este sentido, es recomendable un techo de tejas, láminas metálicas o PVC.
Toda el agua que cae del techo tiene que recogerse con una canalización de aguas pluviales hecha de material PVC. Después, esta agua deberá pasar por un filtro para separar partículas de tierra, hojas, insectos, etc., que pudieran ser arrastradas por el agua. A la salida del filtro, el agua se almacenará en un tanque de gran capacidad.
Por último, necesitaremos una bomba centrífuga de baja potencia, la cual impulsará el agua almacenada en el tanque hasta el sitio donde será empleada.
En Hogar Sostenible recomendamos aprovechar las aguas pluviales, ya que es un recurso natural, sostenible, ecológico y renovable que proviene de un ciclo totalmente natural. De esta forma, podremos preservar el agua potable, utilizándola solo para el consumo humano directo.
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