Diariamente, se generan a nivel global millones de datos digitales que las empresas -en mayor medida- y las administraciones públicas almacenan para su análisis y uso posterior. La información registrada en estos datos dan cuenta de toda la actividad humana y también los fenómenos sociales y naturales que ocurren en todo el planeta. Este almacenamiento, procesamiento, análisis y empleo de datos a gran escala es lo que se conoce como Big Data. Aunque los datos obtenidos mediante las herramientas que hacen posible la aplicación de este concepto son una fuente de información valiosa para el sector privado, Big Data y desarrollo sostenible pueden aliarse de diversas formas para consolidar iniciativas de carácter público e institucional.
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De acuerdo a estimaciones fiables, al menos el 90% de los datos a nivel mundial han sido generados en los últimos dos años. Por otra parte, es predecible que el ritmo de crecimiento llegue a un 40% anual. Solo en 2020, la cantidad de datos creados alcanzó los 64,2 zettabytes, lo que implica un incremento del 314% respecto a 2015. En efecto, la pandemia del COVID-19 provocó un aumento de la demanda de información lo que impulsó un crecimiento superior al esperado.
Ciertamente, la mayoría de los datos generados son residuales o recolectados de forma pasiva. Además, tienen origen en interacciones cotidianas de los usuarios con productos o servicios digitales. Entre ellos, ordenadores, teléfonos y dispositivos móviles, transacciones bancarias, compras online e intercambio de información en redes sociales.
Actualmente, los avances en las Tecnologías de la Información y las ciencias de los datos permiten procesar y analizar ingentes cantidades de datos en tiempo real. Toda la información captada mediante las nuevas herramientas digitales puede complementar la obtenida mediante encuestas y estadísticas oficiales. En consecuencia, estos datos tendrán un contexto más amplio y profundo; proporcionando, al mismo tiempo, nuevos matices y enfoques a la información. De modo que la integración de los datos obtenidos gracias a medios tradicionales con lo captados mediante los nuevos recursos tecnológicos suministrará una información de mayor calidad, con más detalle, oportuna y relevante.
En este sentido, la alianza entre Big Data y desarrollo sostenible tiene el propósito de captar, contrastar y relacionar datos de fenómenos físicos y sociales. Entre los primeros, podemos incluir eventos climáticos, terremotos, contaminación, etc. y sus efectos en las fuentes de producción de alimentos, por ejemplo. Mientras que entre los segundos estarían llamadas telefónicas, interacciones en redes sociales, hábitos de compra y consumo, uso del transporte, etc.
Actualmente, los datos son insumos indispensables para crear perfiles de consumidores, analizar previsiones y tomar decisiones empresariales enfocadas en el incremento de las ventas. Pero las tecnologías y procedimientos de Big Data podrían aplicarse para la obtención de nuevos conocimientos relacionados con el bienestar de los ciudadanos y con modos efectivos de asistencia a los grupos más vulnerables.
En 2015, la Organización de Naciones Unidas logró que los líderes mundiales se comprometieran a cumplir una serie de objetivos globales concretos. Los mismos hacen énfasis en la erradicación de la pobreza, la protección del medioambiente y el aseguramiento de la prosperidad para todos los ciudadanos. Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU incluyen metas específicas que deben lograrse completamente de aquí a 2030.
A decir verdad, los datos disponibles en la actualidad no son suficientes para plantear y llevar a cabo políticas regionales, nacionales o globales. Aún son muchos los gobiernos que no tienen acceso a datos relevantes e indispensables acerca de su población, lo que es muy evidente en los países más pobres y marginados. Al captarse de forma individual, los grandes conjuntos de datos pueden desvelar evidencias de desigualdad en la sociedad que no eran visibles debido a la acumulación de datos poblacionales generalizados. Por ejemplo, sobre la brecha salarial entre hombres y mujeres, así como la discriminación laboral de las personas con discapacidad.
Teniendo en cuenta que los grandes conjuntos de datos con mayor potencial de aplicación para el beneficio colectivo son recopilados por las empresas, la unificación de Big Data y desarrollo sostenible requiere de la colaboración consecuente entre los sectores privados y públicos.
Seleccionamos algunos de los ODS de la ONU y añadimos a cada cual un ejemplo de iniciativa de Big Data y desarrollo sostenible dirigido a su cumplimiento:
A continuación, listamos diversas iniciativas conocidas que unen en la práctica el Big Data y desarrollo sostenible. Estas son:
Como dijimos, la alianza entre sector privado y administraciones públicas en cada país es la alternativa impostergable para unir Big Data y desarrollo sostenible. Solo así, es posible aprovechar todo el potencial de los conjuntos de datos masivos para la toma de decisiones que garanticen el equilibrio ambiental del planeta y el beneficio colectivo.
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