A lo largo de la historia, el clima del planeta Tierra ha registrado cambios significativos. Se sabe que en los últimos 800.000 años ocurrieron ocho ciclos de avances y retrocesos de glaciares. Incluyendo el final de la última era de hielo, hace unos 11.700 años atrás. Dicha circunstancia marcó el inicio no solo de la humanidad, sino también de la era climática moderna. Ahora bien, ¿qué diferencia hay entre el cambio climático actual y los anteriores? Pues que el calentamiento de nuestros días está ocurriendo diez veces más rápido que el promedio de calentamiento de las épocas glaciales.
¿Qué es el cambio climático? ¿A qué se debe? ¿Cuáles son las evidencias de que realmente está ocurriendo y cómo nos afecta? Eso es lo que trataremos brevemente a continuación.
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Básicamente, hablamos de cambio climático para referirnos a las variaciones de la temperatura y los patrones meteorológicos a largo plazo. Por ejemplo, las variaciones del ciclo solar son cambios climáticos que ocurren de manera natural. Pero a partir del siglo XIX, con los cambios que supusieron la Primera y Segunda Revoluciones Industriales, los sistemas de producción y las actividades humanas pasaron a ser los principales impulsores del cambio climático.
Desde entonces, la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas han sido esenciales para los procesos industriales, la producción de energía eléctrica, la movilidad, etc. Y esto es lo que viene generando las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Tales sustancias envuelven la Tierra y retienen el calor del sol, lo que produce un incremento en la temperatura.
Entre los gases de efecto invernadero encontramos el dióxido de carbono y el metano, procedentes de la combustión de gasolina y carbón. Sin embargo, no solo son la industria y la movilidad los únicos emisores de GEI. Actividades como la agricultura y la ganadería también contribuyen, aunque en una baja proporción, con el cambio climático.
Lo cierto es que las concentraciones de GIS en la actualidad están alcanzando sus niveles más altos en dos millones de años y siguen incrementándose. En consecuencia, el planeta es cerca de 1,1°C más caliente que en los últimos años del siglo XIX. Más aún, la década 2011-2020 fue la más cálida, según los registros.
Aunque no lo creas, esta variación de temperatura que parece ínfima nos afecta globalmente. Realmente, la Tierra es un sistema en el que todo está interrelacionado, donde los cambios en un sitio específico pueden influir en los de todos los demás.
Desde mediados del siglo XIX, ya se tenía certeza comprobada de la capacidad del dióxido de carbono y otros gases para retener el calor. Más recientemente, estudios enfocados en el paleoclima o clima antiguo revelaron que el calentamiento global actual marcha a un ritmo diez veces más acelerado que el promedio de calentamiento que hubo tras las eras glaciales. Las evidencias están en los análisis realizados en núcleos de hielo extraídos de la Antártida, Groenlandia y glaciares de montañas tropicales. Al igual que en arrecifes de coral, sedimentos oceánicos, capas de rocas sedimentarias y hasta en anillos de árboles.
La conclusión no puede ser más alarmante: después de la última Edad de Hielo, el dióxido de carbono generado por las acciones humanas está incrementándose a una velocidad 250 veces mayor que el que proviene de fuentes naturales.
¿Te parece normal que el verano reciente en España haya matado a cientos de personas y ocasionado incendios en diversos territorios del país? En efecto, una de las consecuencias tangibles del cambio climático es el aumento de la temperatura promedio de la superficie del planeta. Los registros indican que la misma experimenta un incremento de 2º Fahrenheit o 1ºC desde finales del siglo XIX. Aunque la mayor parte de dicho calentamiento viene ocurriendo en los últimos 40 años. 2016 y 2020 están igualados como los años más cálidos registrados recientemente.
Pero hay otros signos de este fenómeno:
¿Te has enterado de las tormentas catastróficas, inundaciones, sequías intensas y prolongadas, escasez de agua, incendios graves y disminución de la biodiversidad que ocurren en diversas partes del planeta? Todos ellos son las consecuencias más visibles del cambio climático. Estos desastres naturales, en varios casos, están causando migraciones de población y creando una nueva categoría de refugiados. A los causados por las guerras y la política, se suman los refugiados climáticos, con una tendencia de crecimiento cada vez mayor.
Sin duda, el cambio climático está afectando la salud de los seres humanos. Además, dificulta su capacidad para cultivar alimentos y hasta su acceso a la vivienda, la seguridad y el trabajo.
La Organización de Naciones Unidas y otros organismos multilaterales trabajan en base a informes de gran cantidad de científicos y responsables gubernamentales. Estas investigaciones coinciden en la necesidad de limitar el incremento de la temperatura del planeta a no más de 1,5ºC. De esta manera, es factible evitar los impactos más fuertes del cambio climático y conservar un clima habitable.
No obstante, de no continuar y acelerar la transición a las energías renovables y cambiar definitivamente nuestros sistemas de producción y hábitos de consumo, el pronóstico sombrío es que, a finales del siglo actual, el calentamiento global llegará a 3,2 ºC.
Ciertamente, las emisiones causantes del fenómeno que nos ocupa proceden de todos los países del planeta. Aun así, sólo 10 países desarrollados generan 68% de dichas emisiones. Por otro lado, los 100 países que menos GIS descargan a la atmósfera, apenas generan el 3% de las emisiones totales.
Claro que todos los países deben hacer sus mayores esfuerzos por enfrentar el aumento de la temperatura global. Pero son las llamadas “grandes potencias” las que tienen una responsabilidad mayor. Y en lugar de promover invasiones y guerras y de amenazarse mutuamente, sus líderes deberían ponerse de acuerdo de una buena vez. Entre otros aspectos, para detener las graves consecuencias del cambio climático. ¡Eso sí que sería una gran contribución para la paz y la justicia en todo el mundo!
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