Actualmente, en diferentes partes del mundo existe una importante crisis alimentaria. Esto hace que sean muchas las personas que no pueden comer de forma regular y con toda la seguridad posible. Uno de los motivos para que esto sea así es el cambio climático. Ambas opciones van cogidas de la mano en la actualidad.
Los datos que se tienen ahora sitúan en más de 60 millones de personas que sufren los efectos de la crisis alimentaria global. Es decir, tantos como refugiados existen en el mundo. Y, esto, en muchas ocasiones pasa completamente desapercibido. El caso es que fenómenos como por ejemplo el calentamiento global o sequías e inundaciones cada vez más habituales tienen que ver en que esto ocurra. Y los efectos son gravísimos.
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Claves para la aparición de la crisis alimentaria
Algunas son tan evidentes como por ejemplo la contaminación que genera el propio ser humano. Esta tiene como uno de sus efectos más dañinos que los gases de efecto invernadero aumentan de forma exponencial, lo que tiene como consecuencia que los periodos de sequías son cada vez mayores, así como los fenómenos naturales que son más peligrosos, como por ejemplo lluvias torrenciales o el granizo.
Otros de los grandes problemas que afectan directamente a la seguridad alimentaria (que es el producir comida suficiente para alimentar a todos los habitantes de la tierra), tiene que ver con el aumento incontrolado de la población. Un claro ejemplo de lo que decimos es que para el año 2050 se espera que esta aumente un tercio, lo que significa que se tiene que aumentar la producción agrícola en un 60%. Y, esto, no parece que sea posible teniendo en cuenta el aumento de la desertización y las dificultades para tener acceso al agua.
Los precios de los alimentos se disparan
Por lo tanto, está muy claro que la crisis alimentaria que existe en la actualidad está directamente relacionada con el cambio climático. Así, se está experimentando un aumento de precio de los alimentos que deja por el camino a la población que tiene menos medios. Y, lo peor de todo, es que no se espera que esta tendencia cambie ni a corto ni a medio plazo. Por tanto, serán muchos los que no tengan alimentos suficientes para poder comer diariamente.
Para muestra un botón: en el periodo de tiempo que va desde año 2016 hasta el 2020, el trigo -un alimento esencial en la dieta de muchas regiones-, ha aumentado de una forma impresionante. Así, su precio ha subido nada menos que un 192% en los mercados. Esto, aparte de deberse a una fuerte especulación, se debe a que el calentamiento global hace que las cosechas sean menores y de una calidad mucho más baja. Y ni qué decir tiene que la irrupción del COVID-19 no ha hecho más que empeorar la situación.
Efectos del cambio climático en la agricultura
Este es el gran problema que existe actualmente y que ha derivado en una crisis alimentaria sin precedentes. El cambio del clima se deja notar -a la baja- en la producción de los principales cultivos, especialmente en las regiones donde dependen en gran medida de las precipitaciones para obtener cosechas. Además, los desastres climáticos han acabado por ser cada vez más habituales, lo que impide obtener cantidades de alimentos que se puedan considerar como sostenibles para alimentar a la población mundial. Sequías, inundaciones y tormentas tropicales representan el 80% de los problemas climáticos de los que hablamos.
África, el gran perjudicado
Aunque existen problemas en todo el mundo, ya que no se libra Europa o Asia, el continente africano es el que ha experimentado mayores problemas de crisis alimentarias debidas al cambio climático. De esta forma, en el año 2005 la subalimentación por este motivo era de un 36% en dicha región. Actualmente, los datos indican que el porcentaje ha aumentado por encima del 50%. Y, además, es que la tendencia sigue al alza. Por lo tanto, es aquí donde mayores problemas existen y donde hay que tomar las soluciones más urgentes.
Por suerte, todavía hay esperanza
Pese a la catástrofe que se vive debido a la crisis alimentaria, todavía se está a tiempo de dar la vuelta a la situación. Esta llega de la mano de la tecnología, que pude cambiar la forma en la que se utilizan las tierras para obtener alimentos. Evidentemente, para lograrlo, se tiene que experimentar una mayor inversión con el objetivo de lograr una adecuada seguridad alimentaria. Es decir, que es posible mejorar la productividad y, a la vez, persuadir a las personas para que su dieta sea mucho más sostenible.
Aparte, todo lo que tiene que ver con evitar el cambio climático que se está produciendo a nivel mundial, también tendría efectos positivos en la obtención de alimentos, tanto agrícolas como ganaderos). Habría que empezar por reducir los gases de efecto invernadero; sin embargo, no habría que olvidarse de la producción de plásticos u optimizar y racionalidad el uso del agua. Todo esto, sería un gran primer paso frente a la crisis alimentaria que se está viviendo… y muchas veces en silencio.
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