Techos fríos: todo sobre esta tecnología que permite ahorrar energía

¿Sabes de qué se tratan los techos fríos? Puede que nunca hayas oído hablar de ellos, pero estos techos tienen un potencial increíble para hacer una diferencia en el mundo.

Los techos fríos, una solución que ha estado disponible durante años, tiene el potencial de ser uno de los mayores avances en la lucha contra el cambio climático. Por eso, desde Hogar Sostenible queremos contarte todo sobre ellos.

¿Qué son los techos fríos?

Imagina un techo que, en lugar de absorber el calor del sol como una esponja, lo refleja como un espejo. Ese, querido lector, es un techo frío o techo fresco. Un techo frío es un tipo de cubierta diseñada para hacer precisamente eso: reflejar las radiaciones solares, ya sea la luz visible, infrarroja o ultravioleta. Al hacerlo, disminuye la cantidad de calor que se transfiere al interior del edificio o vivienda, manteniéndolo más fresco y agradable.

Para entender mejor su importancia, echemos un vistazo a un estudio realizado en 2010 por el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley (Estados Unidos). Esta investigación, pionero en su enfoque global, reveló que la implementación de techos fríos en ciudades de todo el mundo no solo ayuda a mantener las ciudades más frescas, sino que también puede tener un impacto significativo en la lucha contra el cambio climático.

De hecho, este estudio sugiere que la adopción de techos fríos y superficies similares en ciudades del hemisferio norte podría ser tan efectiva que podría contrarrestar el efecto de dos años de emisiones mundiales de dióxido de carbono. ¡Imagina eso! Es como si los techos fríos fueran superhéroes silenciosos, luchando contra el calentamiento global.

¿Cómo funcionan los techos fríos?

En muchas áreas urbanas, especialmente en las grandes ciudades, se produce un fenómeno conocido como el «efecto isla de calor«. Esto significa que durante el día, las ciudades absorben tanto calor que no logran enfriarse por completo durante la noche. Como resultado, comienzan cada nuevo día con un exceso de calor del día anterior. Los techos tradicionales, en particular los de colores oscuros, pueden calentarse considerablemente bajo el sol ardiente.

Por el contrario, los techos fríos, en lugar de absorber todo ese calor, reflejan la luz solar y minimizan la radiación infrarroja. Esto ayuda a reducir tanto las temperaturas internas como las externas. La clave para que un techo sea «frío» radica en su alta reflectancia solar, es decir, su capacidad para reflejar la luz solar y el calor. Por igual, su emisividad térmica también es alta, especialmente en climas cálidos y soleados. En conjunto, estas propiedades permiten que los techos fríos absorban menos calor, manteniéndose entre 28 y 33ºC más frescos que los materiales convencionales durante los calurosos días de verano.

Pero, ¿por qué es esto tan relevante? Bueno, si los techos reflejan más calor solar en lugar de absorberlo, los edificios que los tienen se mantendrán naturalmente más frescos. Esto significa que, si el edificio está climatizado, se necesitará menos aire acondicionado para mantenerlo fresco, lo que ahorra energía y dinero. Incluso si no tienes aire acondicionado, un techo oscuro que absorbe calor puede hacer que el espacio interior sea menos confortable. Después, ese calor absorbido es liberado al ambiente circundante, contribuyendo al famoso «efecto isla de calor urbano».

Los techos oscuros incrementan el efecto invernadero

Pero eso no es todo: los techos oscuros no solo afectan las condiciones locales, también contribuyen al calentamiento global. ¿Cómo? Los techos oscuros irradian energía directamente hacia la atmósfera, que es absorbida por las nubes cercanas y contribuye al efecto invernadero. En otras palabras, los techos oscuros añaden más calor al planeta. Por otro lado, los techos fríos son como un escudo protector contra este calentamiento global.

Opciones constructivas para instalar techos fríos

Ahora que sabes cómo funcionan los techos frescos y por qué son tan importantes, hablemos de las opciones disponibles para instalarlos en diferentes tipos de edificaciones. Dependiendo del tipo de techo, existen dos categorías principales de techos fríos: los techos empinados y los techos de baja pendiente.

Los techos empinados son comunes en áreas con abundantes precipitaciones o nevadas. Tienen un ángulo inclinado que permite que el agua se deslice hacia el drenaje, evitando que se acumule en el techo. Esto protege el material del techo y evita filtraciones debido al estancamiento del agua. Asimismo, los techos empinados tienen la ventaja de ser más visibles, lo que le da a una casa una apariencia más grande y permite experimentar con diseños decorativos. Igualmente, facilitan que la nieve se deslice antes de que se acumule en el techo, evitando posibles daños causados por el peso de la nieve.

En cambio, los techos de baja pendiente se están volviendo cada vez más populares en edificios residenciales y comerciales. Son muy fáciles de instalar y requieren menos mantenimiento. A menudo, los techos modernos de baja pendiente utilizan una cubierta de membrana continua que puede resistir mejor la formación de charcos de agua estancada. Estas membranas se aplican en láminas continuas que se sueldan o pegan entre sí para evitar cualquier filtración. Otra opción, un poco más costosa, es utilizar techos metálicos sellados, que pueden estar hechos de materiales como el cobre o el estaño.

Materiales empleados para los techos fríos

Ahora, conozcamos los materiales utilizados en la construcción de techos fríos. Estos materiales desempeñan un papel fundamental en la eficacia y durabilidad de la solución que nos ocupa. Aquí te presentamos algunos de los materiales más comunes que se emplean en esta tecnología innovadora:

Techos revestidos

Los techos revestidos son una opción popular en el mercado de techos frescos. Están diseñados con láminas decorativas recubiertas de colores que no solo son estéticamente atractivas, sino que también reflejan eficazmente la luz solar, contribuyendo así a la reducción del calor absorbido por el edificio.

Techos de espuma

Estos techos están compuestos de espuma de poliuretano, un material versátil ampliamente utilizado en la industria de la construcción. La espuma de poliuretano se utiliza tanto como aislante de alta densidad como en la superficie del techo, proporcionando protección adicional y mejorando la eficiencia energética del edificio. La aplicación de espuma para techos, espacialmente la «espuma de poliuretano en aerosol» o SPF, es reconocida por sus beneficios en términos de eficiencia energética.

Techos de betún modificado

Estos sistemas de techos, conocidos como BUR (Built-Up Roofing), consisten en capas alternas de betún modificado y telas de refuerzo que crean una membrana sólida. La ventaja de dichos techos radica en su resistencia al desgarro, gracias a sus capas de refuerzo de fibra de vidrio y/o poliéster. Estos techos son altamente efectivos como material reflectante solar, lo que significa que reflejan más luz solar y reducen la demanda de energía para la climatización.

Membranas de una sola capa

Las membranas de una sola capa están hechas de láminas de caucho y otros materiales sintéticos que se fijan al aislamiento para proteger las edificaciones. Son ideales para proyectos de construcción rápidos, livianos y rentables, y funcionan bien en una variedad de situaciones, desde techos expuestos hasta techos verdes. Estas membranas se mantienen en su lugar mediante sujetadores mecánicos, lo que garantiza su durabilidad.

Tejas asfálticas

Las tejas asfálticas son el material de techo más común en todo el mundo, y son especialmente populares en proyectos residenciales y casas en hilera. Protegen los techos de las inclemencias del tiempo y son efectivas contra problemas como algas, musgo, tormentas eléctricas y granizo. Por cierto, son una opción asequible y de bajo coste para lograr edificios sostenibles para fines residenciales o empresariales.

Beneficios de los techos fríos más allá de la climatización

Si bien la capacidad de los techos fríos para mantener los edificios más frescos y reducir la demanda de aire acondicionado es impresionante, sus beneficios no se limitan a la eficiencia de la climatización. Aquí te presentamos algunos de los impactos positivos adicionales que ofrecen:

  • Aire exterior de mayor calidad y más fresco. Los techos frescos reducen la temperatura del aire urbano, lo que combate eficazmente el «efecto isla de calor» en las ciudades. Este fenómeno se traduce en entornos urbanos más agradables y saludables.
  • Menos emisiones para producir energía. Como dijimos, la solución que analizamos disminuye la demanda de energía para la climatización. En consecuencia, reduce las emisiones de gases de efecto invernadero de las plantas de energía, contribuyendo a la lucha contra el cambio climático.
  • Mejor calidad del aire. Los techos frescos ayudan a frenar la formación de ozono a nivel del suelo, lo que beneficia la calidad del aire en las ciudades.
  • Frena el cambio climático. Al reducir la cantidad de calor absorbido en la superficie terrestre, los techos fríos contribuyen a frenar el cambio climático y sus efectos perjudiciales.
  • Ahorro de costes energéticos. Durante el verano, se necesita menos energía para enfriar edificios con techos frescos, lo que resulta en un ahorro significativo en las facturas de energía. Estudios y literatura científica respaldan que los techos fríos pueden proporcionar ahorros de energía que oscilan entre el 20 y el 50%, dependiendo de las circunstancias.
  • Más confort interior. Los techos fríos son especialmente beneficiosos en edificios sin aire acondicionado, ya que mantienen las temperaturas más agradables en su interior.

Impulso para implementar esta solución

Dado todos estos beneficios, podrías preguntarte por qué no vemos una transición global hacia la implementación de techos fríos. En gran parte, la respuesta radica en las decisiones políticas y la falta de conciencia. Las ciudades que han adoptado códigos de construcción que fomentan los techos frescos han demostrado ser líderes en la lucha contra el cambio climático, pero aún queda camino por recorrer.

La buena noticia es que los techos fríos son una solución asequible. Mientras exploramos soluciones más complejas y costosas, no debemos pasar por alto las soluciones simples y eficaces que ya están al alcance de todos. La transición hacia techos frescos puede marcar una diferencia significativa y contribuir a un futuro más sostenible.

Por lo pronto, según las predicciones de la firma de consultoría Exactitude Consultance, el mercado global de techos fríos está al alza, con una tasa de crecimiento anual prevista del 5.6% entre 2023 y 2028. En Hogar Sostenible creemos que esta tendencia refleja el creciente interés en esta tecnología y la creciente conciencia de sus beneficios.

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