Es un hecho que una buena parte de la población cada vez se preocupa más por el medio ambiente. Dando preferencia a esos productos ecológicos, que aunque sean más caros, pensamos que son más sanos y de mayor calidad. El problema es que, en la práctica, muy pocas personas conocen qué es un cultivo orgánico y sus características. Con solo ver que llevan el sello certificado ya confiamos en el producto. Y muchas veces somos estafados. Esto ocurre especialmente con el algodón BCI. Para que te mantengas alerta y no te dejes engañar, vamos a explicarte con detalle todo lo que necesitas saber para cuando vayas a comprar ropa.
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Desde el agricultor que planta la primera semilla hasta el vendedor minorista que te ofrece y te cobra la prenda de algodón en tu tienda preferida. Todos ellos deben cumplir con unas pautas que garanticen que ese producto se ha obtenido sin utilizar químicos, fertilizantes o herbicidas, ni tampoco tintes y otras sustancias o procedimientos que sean contaminantes. Solamente si se respeta esto desde el principio y hasta el final, podemos decir que estamos realmente ante un producto de algodón BCI.
De hecho, BCI es mucho más que una denominación, pues hace referencia a una iniciativa llevada a cabo por una organización sin fines de lucro que pretende promover el cultivo y la producción del algodón en más de 20 países, basándose siempre en la sostenibilidad. Además de contribuir al mantenimiento del medio ambiente, causando un mínimo impacto al entorno, lo que quiere conseguir esta ONG es mejorar las condiciones laborales y de vida de los trabajadores del sector algodonero.
No importa que compres tu ropa en la tienda de tu barrio o que lo hagas buscando las firmas más conocidas. Incluso en tiendas de renombre te pueden engañar con la certificación de cultivo orgánico.
Distintas firmas de ropa se han visto salpicadas por la polémica. Acusadas de engañar premeditadamente al consumidor que confía en el buen hacer de la empresa productora y que está haciendo una labor beneficiosa para el ecosistema. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Cuando compramos una prenda que lleva la etiqueta BCI, o lo que es lo mismo, las siglas “Better Cotton Initiative”, estaríamos comprando responsablemente y llevando a casa una prenda sostenible. De este modo, nuestra conciencia queda tranquila confiando en que cuando compramos ropa no estamos contaminando.
El problema viene cuando nos confirman que ese sello certificado se puede falsificar. Lo mismo que se falsifican las etiquetas de un sinfín de marcas que algunas tiendas o en mercadillos nos venden a un menor precio. Pero en el caso del algodón orgánico, la cosa cambia. Se está produciendo un engaño en toda regla al consumidor.
¿Quién está detrás de esta mentira? Aunque cueste creerlo, es cuestión de marketing.
Sabiendo que lo ecológico vende, muchas empresas quieren presumir de ecologistas, aunque en la práctica se dan cuenta de que no es viable para ellas ofrecer productos totalmente orgánicos. Desde hace unos años escuchamos hablar mucho de empresas que ejercen mala praxis porque realizan acciones que son contaminantes. Y de otras que, al contrario, deciden apostar abiertamente por modelos de producción sostenibles. Estas últimas son las que atraen la mayor atención y confianza del consumidor. Lo hacen gracias a lo que se conoce como “greenwashing” o imagen ilusoria de preocupación por el medio ambiente. Pero, ¿cuántas de estas empresas ofrecen realmente lo que prometen? Muchas menos de lo que en un principio parecería.
Adoptar modelos de productividad sostenibles cuesta mucho dinero a las empresas, incluso la materia prima es demasiado cara. El algodón orgánico, que está tan de moda, es difícil de conseguir porque su cultivo es muy lento. Hay que sumarle que posteriormente, este algodón debe pasar múltiples controles para asegurar que es orgánico al 100%. Las empresas tendrían que rastrear el origen de ese algodón desde su cultivo y hasta que llega a sus manos. Un proceso demasiado largo y complejo.
Hay que aclarar que el mejor algodón no necesariamente tiene que ser el algodón orgánico. Existen alternativas que son igualmente sostenibles y bastante más accesibles. Por ejemplo, el algodón reciclado. Quizás esta sea la vía para obtener un producto ecológico y que pueda satisfacer mejor la demanda a la que el algodón orgánico no ha conseguido alcanzar. En esta línea está trabajando Euratex, la patronal europea del textil y la confección que pretende instaurar por Europa centros de reciclaje de algodón y textiles. Si la medida será exitosa o no, el tiempo lo dirá.
En Hogar Sostenible sabemos que es posible combinar la moda con un estilo de vida sostenible, sin por eso tener que renunciar a las tendencias actuales en nuestras ropas y accesorios. Te recomendamos revisar siempre las etiquetas de los productos que compras y que exijas todas las garantías cuando adquieras textiles hechos con algodón BCI. Además, sigue leyendo cómo equipar tu armario con prendas ideales siguiendo la tendencia craftcore.
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