La Unión Europea ha establecido requisitos comunes para el consumo de energía y el etiquetado energético, como medida de control, para varios grupos de productos. En consecuencia, el formato de las etiquetas energéticas debe ser lo más uniforme posible para todos los grupos de productos y, en cualquier caso, deben ser claramente visibles y legibles.
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La etiqueta energética (Energy Label), etiqueta de eficiencia energética o calificación energética de un equipo o electrodoméstico, es un documento informativo que indica su nivel de consumo de energía.
En ellas, se describe el nivel máximo de consumo eléctrico (energía) del equipo, para que el consumidor pueda evaluar adecuadamente las características energéticas del modelo adquirido.
Desde otro punto de vista, las etiquetas energéticas son una herramienta desarrollada por la UE para promover el uso de los electrodomésticos más ecológicos.
El uso de electrodomésticos de bajo consumo contribuye al ahorro de valiosos recursos naturales y potencia la economía del hogar. El uso de las etiquetas energéticas proporciona información estandarizada sobre el consumo de energía y agua de los equipos eléctricos y/o electrónicos del hogar o la empresa.
De igual manera, en estas etiquetas energéticas de los electrodomésticos, también podemos encontrar información adicional, sobre otras características importantes de estos equipos.
Por otro lado, la etiqueta energética debería motivar a las personas a sentirse más interesadas en comprar bienes energéticamente eficientes. Y es que una etiqueta energética permite comparar el nivel de consumo de energía de un equipo con respecto a otro, más o menos, energéticamente eficiente.
En resumen, la importancia del uso de las etiquetas energéticas radica en que brindan la información necesaria, que posibilita, la elección de equipos o dispositivos más eficientes, energéticamente hablando, lo que potencia el ahorro de los consumidores.
El etiquetado energético se introdujo por primera vez en Europa para una amplia gama de electrodomésticos en 1994 y se actualizó, por primera vez, en 2004. El certificado energético original utiliza una escala que va desde la “A”, siendo lo más eficiente, hasta la “G”, lo menos eficiente.
Sin embargo, los avances tecnológicos crearon una situación en la que, la clase “A” ya no era suficiente. Dicho de otra manera, para algunas categorías de productos, la “A”, resultó insuficiente para describir los productos más eficientes desde un punto de vista energético.
Como consecuencia, se agregó el signo de “+” a la escala, en función de mayor eficiencia del equipo (A+, A++ o incluso A+++). De igual manera, empezaron a desaparecer las categorías “E, F, G” para algunos tipos de productos, quedando la escala básicamente hasta la “D”.
A partir del 1 de marzo de 2021, esta clasificación volvió a cambiar. En lugar de las clases “A +++” – “D” utilizadas anteriormente, se comenzó a utilizar las clases “A” a la “G” de acuerdo con el sistema de escala de eficiencia energética. De tal manera que es posible que un producto marcado “A+” pase con la nueva clasificación a ser “B” o “C”.
Este nuevo sistema se aplica a los siguientes grupos de productos: frigoríficos, lavavajillas, lavadoras y dispositivos con pantallas electrónicas. Todo con el fin de facilitar a los usuarios y compradores la elección de los electrodomésticos realmente más energéticamente eficientes.
Antes de entrar al mercado europeo, todo fabricante, importador o representante autorizado establecido dentro de la UE, debe cumplir ciertos requisitos de declaración energética. De otra forma, no se le permitirá comercializar sus productos en el mercado. Veamos algunos:
Algunos de los beneficios que aportan las etiquetas energéticas los hemos visto a lo largo de este artículo. Sin embargo, para dejarlo un poco más claro, vamos a repasarlos una vez más.
La eficiencia energética se define como el uso eficiente de la energía. Y uno de los principales objetivos de la implementación de las etiquetas energéticas para los electrodomésticos, es el ahorro de energía en los hogares. Sin duda, una de las mejores y más efectivas maneras de reducir la contaminación y el consumo indiscriminado de los recursos, es el ahorro energético.
Cuando la energía consumida por la instalación de un equipo en el hogar es baja y se mantiene inferior al nivel de energía media, este equipo será eficiente. Y la información contenida en los certificados energéticos o etiquetas energéticas de los electrodomésticos, nos permite ver esto de forma clara y con antelación.
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